La cocina se ha convertido estos últimos años en el nuevo Rock’n Roll, y como en éste, hay grupos buenos y grupos que venden más de lo que merecen, grupos más efectistas que efectivos, que lo único que venden es imagen. A nosotros es difícil que nos encuentres en Restaurantes de estos, nosotros vamos a los Restaurantes a comer bien y no a aparentar. Y de uno de estos Restaurantes es de los que os vamos a hablar hoy.
Tarragona era una ciudad que nos apetecía visitar. Sus ruinas romanas tan bien conservadas nos atraían. Si además le sumas que desde Barcelona estás en poco más de una hora en tren, reunía los condicionantes perfectos. Así que cogimos el tren en Sants y nos fuimos para allí.
Después de visitar el anfiteatro y el circo romano y tomar un pequeño aperitivo en un bar de la zona, nos dirigimos a comer al restaurante que nos habían recomendado. Cuando pedimos recomendación, una cosa que teníamos claro es que queríamos comer arroz, arroz del Delta y como solo en Tarragona lo saben hacer. Y por eso nos recomendaron el Restaurante Va de Gust.
En medio de una calle de barrio, la calle Sevilla número 5, te encuentras el local, con un rótulo con su nombre. Abres la puerta y te encuentras un local sencillo, con una capacidad bastante buena. Poca decoración, con mesas separadas por mamparas, entiendo que por el COVID, y que agradecimos porque te da un poco más de intimidad. A primer golpe de vista te puede recordar a un bar de menús, hasta que te sientas y te vienen a atender. A partir de ese momento descubres que estás en un Restaurante de nivel. Te atienden rápido y muy amablemente. Bebida y código Qr para que leas la carta. La bebida te la acompañan con un bol de patatas fritas y unas olivas de cortesía.
Una «esqueixada» de bacalao para compartir y un arroz de cigalas con sepia acompañado de un cava De Muller Brut Nature Reserva. Mientras nos bebimos el vermú y comimos las patatas.
Esqueixada de Bacalao con vinagreta de olivada
Presentado de forma original de entrada te gana por el ojo. Luego resulta un plato muy fresco y fácil de comer, con buen sabor del bacalao y el pimiento. Muy bueno.
Arroz caldoso de cigalas y sepia
Nos trajeron una cazuela que aún humeaba. Nos la dejaron en la mesa y nos dijeron que en dos minutos estaba listo para servirse. Mientras nos sirvieron el cava.
Tras los dos minutos nos sirvieron un generoso plato, que olía espectacular. Desde la primera cucharada te dabas cuenta de que sabían hacer arroces. Gran sabor, arroz en su punto justo, bien de sepia, bien de cigalas, abiertas por la mitad. Nos comimos el plato sin hablar ni casi mirarnos. El cava encajaba muy bien con el arroz. Nos volvimos a servir un segundo plato, nos habíamos quedado con ganas. Aún así sobró un poco de arroz, así que imaginad que cazuela nos habían traído. Nos quedamos bien comidos, que arroz más bueno nos acabábamos de comer. Para repetir. A esas alturas ya estábamos seguros de que habíamos acertado. Les pedimos poder llevarnos lo que sobró y nos lo pusieron en un tuper.
Nos habíamos dejado un hueco para el postre, que nos habían dicho que todos eran caseros. Y nos tiramos al mundo del dulce mientras nos acabábamos la última copa de cava.
Torrija caramelizada con helado de mascarpone
Magnífico postre casero al que nos hemos devotos. Muy jugoso, con la crema muy buena y acompañado por una pequeña torta de almendras muy buena y una bola de helado para refrescar. Nos acabó de dejar llenos del todo, satisfechos por haber comido tan bien.
Con los cafés y los chupitos estuvimos departiendo un rato con la propietaria del local. Lo primero que le dijimos que habíamos ido recomendados y que había acertado por completo. Le dimos las gracias por lo bien que nos habían servido, lo bueno que estaba el arroz y lo agradables que habían sido. Le preguntamos por varias cosas relacionadas con el arroz. Nos contó que allí hacen más de 16 clases diferentes de arroz, como ellos dicen «un mar de arroces». Son especialistas, y no me quiero pasar, pero seguramente sea el mejor Restaurante de Tarragona en cuanto a arroces se refiere.
Menudo descubrimiento habíamos hecho, otro Restaurante para nuestra maleta, otro lugar en el que disfrutar, un lugar para cuando queramos comer arroz. Nos fuimos de allí muy satisfechos por todo lo que nos habían dado y les prometimos volver lo más pronto posible.