LO QUE ME CABE EN LA MALETA

Caños San Juan Xar

SAN JUAN XAR

San Juan Xar es un santuario espiritual dentro de un santuario natural.

Fue declarado Reserva Natural en 1987, debido a que tiene el único bosque autóctono de carpes (Carprinus betulus) de la península ibérica.

También hay castaños centenarios, arces, robles y fresnos.

Hay una gruta-ermita con una fuente con tres chorros, que en temporada de lluvias pasan a ser cuatro.

Caños San Juan Xar
+–Caños

La creencia popular le otorga poderes curativos contra afecciones de la piel.

La tradición

La tradición dice que se debe beber de cada uno de los caños y luego se moja un paño o pañuelo que se frotará por la zona afectada. Los pañuelos se dejan secar en las inmediaciones, posteriormente el cura los recogerá y quemará.

Pañuelos secándose

Esta tradición viene de mucho tiempo atrás, pues ya se hacían ofrendas a las lamiak, ninfas del bosque que según l mitología habitaban esa zona.

Ubicación

Es el destino de la ruta que viene desde Igantzi.

En el kilómetro 4,4 de la carretera que va de Igantzi a Arantza se encuentra la entrada a la zona.

Hasta que la carretera fue construida en 1888 se accedía por el antiguo camino de Arantza.

Gruta-Ermita

Tras cruzar un arco, un pequeño camino junto al río nos conduce a la fuente de los tres caños.

camino de entrada
Camino

Unas escaleras con una buena pendiente llevan a la zona alta, desde la cuál, se accede al santuario, bajando unas cuantas escaleras y abriendo una verja.

Entrada Santuario

Se abre un espacio amplio, y debajo de una pequeña cueva encontramos un altar con una imagen de cristo en la cruz, y a su lado, un poco más al fondo, una imagen grande de San Juan Bautista, quien a sus pies acoge las ofrendas que le han dejado.

Antiguamente el santo era pequeño y estaba dentro de una casita. El santo actual pesa 3 toneladas.

Curiosidad: El santo lo subieron dos bueyes, pero como los animales estaban acostumbrados a llevar peso siendo insultados por su dueño, se pararon ya que el amo no las decía porque el cura iba junto a él. En un momento de despiste, dijo una y los bueyes se movieron. El cura, al observar la situación, dijo: «Decir palabrotas no está bien, pero, ¡Sigue diciéndolas para que los bueyes avancen!»

A mediados del siglo XX se llevaron a cabo unas obras que transformaron a San Juan Xar, pasando de ser un hueco pequeño en la pared a ser una gruta ciertamente espaciosa.

Curiosidad: En 2014, en el evento organizado por la Guía Repsol, «el Mejor Rincón de España», representó a Navarra. Finalmente no ganó, pero nos parece un rincón que merece la pena ser visitado.

Si seguimos el camino de Arantza llegaremos al antiguo Palacio de Aranbar, una joya medieval.

Nuestra visita a San Juan Xar

Veníamos de visitar Lesaka por la NA-4020, a apenas 10 kms. No hay sitio para aparcar como tal, nosotros dejaos e coche en la cuneta, a menos de 10 metros del arco de entrada.

Cruzamos la carretera y nos topamos de frente con el arco de entrada a la gruta. A mano derecha quedaban unas escaleras de piedra que va hacia la parte de arriba. En ese momento no sabíamos a dónde iban.

entrada
Entrada

Un camino paralelo al río , bajo la sombra de los árboles, te conduce a los chorros de agua. El suelo está mojado y algo resbaladizo, con un poco de barro. Por eso, siempre que se vaya de excursión hay que llevar botas de monte o calzado especializado.

Una pequeña regata conduce el agua que brota de los chorros al río. Junto a los chorros un especie de tenderete alto de madera, en la que reposan secándose diferentes trapos o paños que han sido utilizados para el rito con el agua curativa.

A mano derecha de los chorros parte un tramo largo de escaleras hacia a zona alta. Lleva a la zona del santuario.

Nosotros nos equivocamos y seguimos el camino que se ve una vez pasado los chorros. Lo hicimos pocos metros porque no dimos cuenta que no era la dirección correcta para llegar al santuario.

Dimos marcha atrás, para coger las escaleras, con cuidado, porque el suelo resbala un poco. Una vez arriba, a diferente nivel por debajo, se ve la puerta al santuario, protegido por un verja.

Se deben bajar unos cinco o seis escalones hasta llegar a la puerta, que al abrirla y sobrepasarla, nos encontramos con un espacio amplio frente a un altar y l imagen del santo un poco más resguardada bajo las rocas en una especie de pequeña gruta. A sus pies las ofrendas.

Para salir hay que coger el tramo de escaleras que te llevan a a parte de fuera que habíamos visto al llegar.

Es un rincón precioso y único que merece la pena ser conocido.

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