RUTA CASCADA DE XORROXIN
No sé si alguna vez habéis estado en el nacimiento de un río. Cada uno es diferente, pero espectacular, como por ejemplo el del río Ebro, que nace en Fontibre (Cantabria), en una fuente que brota de un caño de agua en una roca, y nada te hace pensar que sea el río más caudaloso de España.
En este caso, el nacimiento del río Baztan (Bidasoa a partir de Mugaire) comienza en Erratzu, en la cascada de Xorroxin, un lugar espectacular y al que se puede llegar a pie en una excursión de poco más de dos horas y sin una gran dificultad.
Nosotros dejamos el coche en el parking del frontón de Erratzu y de ahí salimos a pie.
Hay que tener en cuenta que para visitar la cascada, en los meses de verano, hay que reservar plaza aquí.
Primero se toma un pequeño tramo de la carretera a Francia y enseguida una indicación te señala el camino por una pista de tierra.
La primera parte discurre junto al río Baztan, con alguna subida y bajada, pero sin mucha dificultad, por entre el bosque, bajo la sombra que dan los árboles, por lo que el camino es fácil encontrarlo mojado o embarrado. Cruzaremos el río por un puente de piedra y el camino nos llevará entre unos prados verdes, más abierto y, si el día es soleado, la ruta es muy agradable.
Pasada esta primera parte nos volveremos a introducir en el bosque, con un camino más estrecho y nos encontramos con una subida exigente suavizada con una suerte de escalones hechos con piedras y nos lleva a otra zona más abierta, siempre junto al río.
La parte final se hace totalmente por zona boscosa y el camino está embarrado. Podemos ver el barrio de Gorostapolo (Erratzu) a la derecha, que es otro de los puntos desde los que parte el camino hacia la cascada.
En este tramo encontramos un cruce en el que se pueden tomar dos caminos, ambos llevan al mismo punto, la cascada, pero por lugares diferentes, uno por abajo al nivel del río y otro subiendo un poco por el monte. ¿Cuál escoger? Pues todo depende del caudal de las aguas, pues si tomamos el que discurre por abajo y a la derecha, tendremos que acabar cruzando el cauce. Nosotros decidimos coger el de la izquierda, que va por arriba, por si acaso.
En este tramo final se encuentra la única dificultad del camino, pues tras salvar una roca en mitad del camino, las recientes lluvias torrenciales se han llevado parte del camino y queda un caminito muy estrecho junto a la pared y con un barranco al otro lado. Hay que pasar deprisa y sin mirar mucho. Tras cruzar esta roca el final ya está cerca.
Como previa a la cascada, hay una más pequeña, que engaña a mucha gente pensando que es la principal y finalizan la ruta allí. Hay un puente que cruza por encima del agua que brota hacia el río, y continúa un camino que, a no muchos metros de allí, nos regala la maravillosa cascada de Xorroxín.
Un caída de agua de aproximadamente 20 o 30 metros, abundante agua que cae y forma un pequeño lago, muy apetecible para el baño, pero que la baja temperatura del agua desaconseja, salvo para los muy valientes. El agua, que cae con fuerza contra las rocas, y el viento te salpican. Estuvimos un buen rato allí, contemplando esa maravilla, tratando de acercarnos más, pero las piedras mojadas suponían un peligro de caída, así que decidimos no arriesgarnos.
El camino de vuelta es el mismo hasta llegar al cruce de Gorostapolo. Ahí decidimos volver por carretera y hacer una vuelta más cómoda. Hasta el pueblo te lleva un camino de tierra con una fuerte pendiente pero que no llega al kilómetro. Éste te conduce a la ermita de Nuestra Señora La Dolorosa, junto a la carretera que sale del pueblo con dirección a Erratzu. 1,5 kms de bajada, con prados a la derecha y una fuente natural de la que brota agua fresca y muy rica, que obviamente nos paramos a probar. A Erratzu se entra por la otra parte del pueblo, donde está la escuela y unos metros más abajo la Iglesia de San Pedro.
El frontón, y por ende, nuestro coche no estaba mucho más lejos. Aquí dábamos por finalizada nuestra ruta, apta para todas las edades, incluso recomendable para hacer con niños y que así disfruten de la naturaleza en vivo. Nos habíamos ganado una opípara comida, como bien saben dar por esta zona, pero eso os lo contaremos en otra ocasión.