NACEDERO DEL UREDERRA
Introducción
La del nacedero del río Urederra quizá sea la excursión más bonita que hayamos hecho desde que empezamos este proyecto.
Además, la completamos yendo después al Monasterio de Irache, a Puente La Reina y la Iglesia de Santa María de Eunate.
SOBRE EL NACEDERO DEL UREDERRA


Salida natural del acuífero formado en el macizo kárstico de Urbasa.
Se produce en la pared, casi cortada, a unos 630 metros de altura, siendo que la pared llega a alcanzar los 900.
A lo largo de millones de años se ha modelado el terreno por el rebote del agua, creando cascadas y pozas de agua color turquesa, algo impensable de encontrar en Navarra.
El parque Natural de Urbasa y Andía es Reserva Natural desde 1987 y Red Navarra 2000.
Desde hace un tiempo el acceso está limitado, y se debe reservar plaza para la visita en la web.
Con esto, eligiendo la hora, tendrás un código en tu correo que te permitirá el acceso al parking que hay en el pueblo de Baquedano.
¿CÓMO SE LLEGA?
Desde Pamplona hay que ir dirección Estella, atravesando esta localidad según las indicaciones que muy bien señalan el camino.
Aproximadamente el camino será de 1 hora.
Nuestra experiencia
Salimos de Pamplona con tiempo suficiente, teníamos reserva para las 13 h.
Llegamos al pueblo de Baquedano y nos dirigimos al aparcamiento habilitado que hay.
Tras haber aparcado, entramos en la caseta de información, donde nos dijeron que la ruta circular es de unos 6 Kms. Y que se va por un camino y se vuelve por otro.
Una señal con una flecha te indica el camino para empezar la ruta.
La primera parte se hace por las calles de Baquedano, en pendiente.
Una vez que pasas el último bar-restaurante se termina también el suelo asfaltado y ya es todo camino de tierra.
Primero encuentras una zona de merendero, donde hay varias mesas y bancos de madera. Todo muy bien habilitado. A los pies, una señora vendía miel autóctona.
Unos metros más adelante el camino se bifurca, con una flecha que te indica por dónde has de tirar, pues el otro camino es el de vuelta.
Desde aquí empiezas a bajar, por una zona aún bastante abierta, por lo que el suelo está seco y puede que levantes algo de polvo.
Al llegar a la zona baja empiezas a ir a la par del río, pudiendo asomarte entre ramas para ver las primeras aguas que bajan curso abajo. Las primeras aguas turquesa ya se dejan ver.
Este camino te lleva a una primera zona con cascadas y pozas creadas a sus pies. La zona está habilitada para que la gente se acerque a contemplar, fotografiar o grabar.
La verdad es que el lugar te deja sin palabras, pues combina la fuerza y descontrol de las cascadas con la belleza y serenidad de las pozas de agua turquesa. Parecen aguas del mar Caribe y no de un río de Navarra.
Aquí os vamos a pedir que tengáis mucho cuidado, pues el terreno ha cedido en algún punto por las lluvias torrenciales del último otoño.
El camino sigue, aquí mucho más estrecho, entre rocas, con subidas, con el suelo embarrado, pues estás en una zona cerrada donde el Sol toca mucho menos.
Las indicaciones te hacen mucho más fácil seguir el camino, por el que te vas encontrando otras zonas de miradores hacia el río y sus cascadas y pozas.
La zona final del camino tiene reservado un punto para contemplar donde quizá más tranquila está el agua, no en vano el nacedero está cerca. Se trata de una gran poza de agua turquesa que reposa tranquilamente.
Un mirador en altura, con suelo y barandillas de madera te permiten contemplar el lugar con facilidad. Tened en cuenta que no se puede bajar de esta tarima, por más apetecible que sea.
Unos metros más allá hay una zona abierta en la que se puede descansar o improvisar un picnic. Detrás, un hilo de agua brota de una roca, discurriendo por la tierra hasta topar con el río.
Justo detrás una señal de prohibido el paso marca el final del recorrido.
Desde allí, y con una barandilla de madera grande de por medio, puedes contemplar la pared cortada desde la que brota el agua para crear ese río y paraje tan bonito.
Aquí has llegado al final del camino, al nacedero del Urederra.
La vuelta se emprende por el mismo camino de ida, hasta llegar a una zona abierta en la que un gran cartel marca el camino correcto. Es imposible equivocarse.
La vuelta es totalmente en subida, tendida, por un camino amplio de tierra seca, más aburrido que la ida ya que el paisaje no cambia demasiado. Árboles a ambas partes, el río queda lejos.
Llegando al pueblo a la derecha podemos observar prados verdes y algún núcleo de casas.
Te encuentras el cruce con el camino de ida y eso te indica que estás llegando al final, y en unos metros está el bar que marca el final del pueblo, en este caso el principio.
Desde aquí todo es descenso hasta llegar de nuevo al parking, inicio y final de la ruta.
Una ruta preciosa y sorprendente que ya hemos guardado con mimo en nuestra maleta, y que os recomendamos que hagáis.




