LO QUE ME CABE EN LA MALETA

MUSEO DEL PASTOR AMERICANO

La preservación de la memoria histórica es fundamental, y eso es lo que han hecho en el Museo del Pastor Americano de Elgorriaga.

Y con protagonistas en primera persona que nos narran unas historias que seguro que, para muchos, son desconocidas.

LA HISTORIA

Allá por los años 60, y demandados por una señora de Elizondo afincada en el oeste americano, centenares de mozos de Malerreka y alrededores emprendieron una aventura que marcó sus vidas, y que ahora quieren que se conozca y se divulgue.

Dejaron sus casas en el norte de Navarra para ir a hacer de pastores en Estados Unidos, básicamente en los estados del Oeste.

La mayoría vivieron y trabajaron unos años, antes de volver a su casa. Otros formaron familia allí, y ya no regresaron.

EL MUSEO DEL PASTOR AMERICANO

Este pequeño museo, ubicado en un antiguo molino, tras el balneario de Elgorriaga, acoge en sus dos plantas decenas de recuerdos de aquellos años, con fotos de los protagonistas y algunos de los recuerdos de su paso por el oeste americano.

Fuera del molino, en un pequeño terreno adyacente, podemos encontrar un carromato que les servía de vivienda. Se puede ver por dentro, con todos sus detalles. 

Austeridad es la palabra, apenas dos metros cuadrados, con una suerte de cama hecha con una tabla, una pequeña mesa con bancos a cada lado, y dos o tres utensilios. Se hace difícil pensar que allí pudieran vivir tanto tiempo.

Unos metros más allá nos encontramos una tienda de campaña, como la que salen en las películas de vaqueros que usaban los indios, así pero mucho más pequeña.

Esto es lo que usaban cuando subían al monte con los animales. Menos espacio aún y con menos cosas.

tienda

Uno de los señores que compartía sus experiencias con los demás sobre aquellos años, nos contó que él incluso llegó a pernoctar a cielo raso, con las estrellas como único manto. 

Nos lo contaba con los ojos iluminados, como si se estuviese viendo allí.

NUESTRA VISITA

Habíamos conocido el museo del pastor americano por una amiga que nos habló de él y decidimos ir a verlo.

Se aparca en el parking del balneario, que cuenta con un buen número de plazas.

Rodeas el edificio, y un camino junto al río te lleva a unas escaleras que desciendes hasta llegar al molino.

La entrada es gratuita, pero puedes dejar una aportación en una pequeña urna de metacrilato. No olvidéis nunca colaborar, sin nuestra ayuda, estos sitios no pueden mantenerse.

Visitamos el interior y el exterior. La señora que allí atendía nos explicó que el molino lo quieren poner en marcha, pero las inundaciones de otoño ocasionaron graves destrozos y de momento no han podido.

También nos enseñó unos audiovisuales, que tienen en una pantalla digital, sobre algunos protagonistas de las historias que allí se cuentan.

Posteriormente en el exterior, a parte de visitar el terreno, estuvimos charlando con un señor que había estado en América de pastor.

Nos encanta escuchar las historias directamente de los protagonistas.

Fue una jornada matutina muy agradable y reconfortante. Conocimos una parte de la historia de esta zona que es imprescindible para entender algunas otras.

Así que ya sabéis, ahora no podéis decir que no conocéis la existencia del museo del pastor americano, y por lo tanto no tenéis excusa para no ir. Además, por la zona podréis hacer alguna de nuestras rutas.

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