Posee el título de villa ducal desde 1387. El casco antiguo fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1948.
El nombre de la villa se debe al montículo situado en el casco antiguo, conocido como Pla de santa Bárbara. En este monte (mont en catalán) no había hierbas ni campos agrícolas porque se consideraba muy poco fértil (blanch en catalán medieval). Pese a ello, Montblanc ha tenido tres topónimos a lo largo de la historia. Hacia 1080 se comenzó a poblar Duesaigües, cerca de la confluencia de los ríos Francolí y Anguera, lugar que pasó a denominarse Vila-salva a partir de 1155, convirtiéndose en villa real. En 1163 se traslada la población hacia la actual ubicación y se adopta el nombre de Montblanc.
En el paleolítico la zona montañosa del municipio de Montblanc ya estaba habitada. Han llegado hasta nuestros días pinturas rupestres que fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Entre los siglos IV y I aC, en el Pla de Santa Bàrbara hubo un poblado íbero, que se supone vio pasar a las tropas de Aníbal con sus elefantes en su trayecto hacia la conquista de Roma (218 aC).
Tropas de Montblanc acompañaron a Jaume I en la conquista de Mallorca y Valencia. En Valencia se dio el nombre de Montblanc a una calle o barrio, en agradecimiento a la contribución en la empresa.
El convento de Sant Francesc es uno de los más antiguos de Cataluña, después de los de Barcelona y Girona. La tradición dice que San Francisco de Asís pasó por Montblanc.
Montblanc tiene escudo propio desde 1287, cuando por el tractado de Oloron se permitió que cinco poblaciones del reino creasen sus propios sellos. Junto con Montblanc fueron Barcelona, Huesca, Lérida y Cervera.
En el Siglo XIV llegó a ser la séptima ciudad de Catalunya en número de habitantes. Carecen datos de población del momento de fundación, crecimiento y esplendor de la villa. Los primeros datos son de finales del s. XIV, cuando ya se iniciaba el declive. Es la fogueración realizados en 1365 y 1380, confeccionados con una finalidad eminentemente fiscal. Entonces Montblanc era la séptima población de Cataluña, detrás de Barcelona, Lleida, Tortosa, Girona, Tarragona y Puigcerdá.
La leyenda de Sant Jordi se sitúa en Montblanc. El costumbrista Joan Amades recogió la tradición según la cual San Jorge mató el dragón en Montblanc. Por este motivo cada año, desde 1987, se celebra la Semana Medieval de Sant Jordi, con actos y representaciones centradas en la época medieval.