LO QUE ME CABE EN LA MALETA

MIRADOR DE LA CUROTA-CORRUBEDO

La parada más bonita en nuestra ruta a Comarca del Barbanza fue la del mirador de la Curota y Corrubedo.

Mirador de la Curota

Apenas a 8 Km de A Pobra, se encuentra el Mirador de la Curota, un emplazamiento ideal para divisar toda la Ría de Arousa, en el que se encuentra una estatua en honor a Ramón María del Valle-Inclán, hijo de la zona (Villanueva de Arosa y A Pobra do Caramiñal se disputan su nacimiento. Él afirmaba haber nacido en un barco que hacía la travesía entre ambas por la ría. Cierto es, que su madre pasó un tiempo en A Pobra, antes de dar a luz)

La subida al mirador presenta rampas con una pendiente muy acrecentada y por ello es fácil encontrarse a cicloturistas por el camino.

No nos encontramos con las mejores condiciones, pero lo suficiente como para poder disfrutar del paisaje, eso sí, protegiéndonos del viento que a esa altura empezaba a cortar un poco.

El camino no acaba en el Mirador, pero desestimamos seguir, ya que lleva a una zona con peor camino y más forestal.

 

MIRADOR
MIRADOR

 

Corrubedo

Primero optamos por ir hasta el faro que es lo que más alejado está. Y nada más llegar nos dimos cuenta de lo imponente del paisaje. El faro marca la zona y en esa costa se hacen indispensables, puesto que el mar suele ser bravo, y para los barcos es de gran ayuda para poder llegar a buen puerto o, incluso si están de paso, saber dónde está la costa y no acercarse demasiado y terminar estrellados contra las rocas.

Además del faro, desde esa punta hay unas vistas increíbles del mar, que en la época que fuimos nosotros estaba bastante revuelto, pero pese a ello había gente pescando. La gente que vive del mar no entiende de días buenos o de días malos.

Nos chocó mucho la forma de las rocas, pues estamos acostumbrados a verlas de otra manera, mucho más grandes y porosas, pero allí no, eran como si alguien las hubiese roto en añicos, y ninguna porosa, de hecho, teníamos miedo de resbalar y nada más lejos de la realidad, por eso pudimos acercarnos al mar, con precaución por la bravura que presentaba.

Otra de las cosas curiosas de aquella punta y que luego descubrimos que pasaba en más de un lugar de aquella zona, es que puedes ver perfectamente el perfil de la costa, constatando lo escarpado de la misma y que pese a no ser muy altas, la zona costera está resguardada por montañas, que hoy pueblan sus zonas altas con molinos de viento para generar energía eólica.

Disfrutamos un rato en silencio de aquel paisaje, del sonido del mar chocando con las olas y del viento soplando antes de seguir nuestro camino.

Vistas desde la costa
Vistas de las rocas
Faro de Corrubedo

El siguiente punto de destino estaba bastante cerca, las Dunas de Corrubedo, enclavadas en el parque Natural del mismo nombre. Apenas a 10 minutos de distancia.

La carretera te lleva hasta una esplanada, con suelo de tierra, en la que hay una caseta de madera de información del Parque Natural y un panel informativo de las aves que allí se pueden observar. Esta esplanada es utilizada como Parking. Nosotros cuando fuimos nos encontramos con apenas dos coches, imaginamos que en verano deben haber unos cuantos más. La caseta de información estaba cerrada. Junto a la caseta hay un camino de madera, con barandillas de madera a ambos lados, que conduce hasta las Dunas. Obviamente está prohibido abandonar ese camino para entrar dentro del Parque. Pese a que la lógica debería hacerlo pensar, unas señales así lo indican.

Camino desde el Parking
Camino junto las Dunas
Dunas

El principio del camino discurre por entre algo de vegetación, que va desapareciendo a medida que te acercas a las Dunas y en consecuencia al mar. Es curioso ver como unos metros más atrás hay vegetación y justo enfrente dunas de arena blanca y fina.

Finalmente llegas hasta las Dunas, dónde está privado el acceso a toda persona, bajo multa. Una barandilla de madera impide el paso, habiendo creado como una especie de mirador circular para tratar de observar desde allí el inicio de la zona de dunas.

 

Estuvimos un rato contemplando aquella maravilla y a la vez tan extraño suceso en esas latitudes. Tristemente comprobamos que hay gente que se salta la prohibición ya que en la arena se veían claramente las huellas de calzado. Cabe recordar que respetar el entorno lleva a que lo puedas seguir disfrutando.