LO QUE ME CABE EN LA MALETA

INFERNUKO ERROTA

Si hay una palabra que puede definir a los bosques de Baztan, esa es magia. Centenares de historias se encierran en ellos, algunas referentes a la mitología y otras reales. Y la que hoy nos ocupa es de las segundas. Os hablamos de Infernuko Errota.

Entre Baztan y Etxalar, en Lekaroz, entre los barrios de Orabidea y Tximista, en la Navarra pirenaica, discurre Infernuko Erreka (arroyo del infierno) y caminando por su ladera, encontraremos Infernuko Errota (molino del infierno).

Historia del molino

Este molino fue construido en la época carlista, desempeñando un papel importante para los soldados dispersos en la zona, ya que acudían a él para aprovisionarse de harina.

Durante la guerra civil fue el único de la zona que permaneció activo, debido a su ubicación, prácticamente escondida en esos bosques atlánticos, funcionando de forma clandestina, para que las gentes de la zona pudieran llevar a moler su maíz.

Durante años permaneció en situación de abandono y estado semi ruinoso, hasta que la familia Argarate, propietaria del Restaurante Etxebertzeko Borda, a escasos 20 minutos a pie, lo adquirió y lo rehabilitó para que todo aquel que quisiera, lo pudiera visitar. Esto fue en el año 2000.

Excursión a infernuko Errota

En una de nuestras rutas,  decidimos ir a hacer la visita un día de Febrero, que afortunadamente hacía buen tiempo. Mucho mejor hacerlo en un día bueno, porque debido al clima de la zona y al espesor de sus bosques, las temperaturas pueden bajar y la humedad meterse hasta los huesos.

Salimos de Elizondo y cogimos la N-121-B dirección Oronoz-Mugairi, y a la altura de la cantera, cogimos el desvío a la carretera de Orabidea (NA-4453).

Es una carretera sumamente estrecha, en constante subida, zigzagueante, de las que rezas para que no te venga un coche de frente.

Camino por Carretera

17 kilómetros de subida que no puedes hacer a más de 50 km/h, pero con unas excelentes vistas de los montes de la zona y de algún animal pastando en libertad.

Cuando llegas a la cima se indica claramente, en un desvío a la izquierda, “Etxebertzeko Borda”.

Una bajada con una gran pendiente, y afortunadamente no muy larga, te deja en un valle de verdes pastos y en el que resalta un caserío de dos plantas, donde se ubica el restaurante.

Aparcamos en el prado, ante la mirada impasible de las ovejas que masticaban la verde hierba.

Un cartel de madera, en forma de flecha, con una indicación con pintura blanca que reza “Infernuko Errota 1,4 km”, te convenza de que es una buena idea ir paseando hasta allí.

indicador del camino
indicador del camino
Camino junto al río
Camino junto al río

Camino a pie

El camino, en sus primeros metros discurre por el prado, junto al arroyo, pero pronto te introduces en el bosque.

Los colores ocres predominaban por encima del resto.

En invierno, los bosques de esta zona combinan los verdes con estos más oscuros.

El recorrido no entraña un gran peligro ni se hace difícil.

Es bastante llano y sin obstáculos.

Lo único que se debe vigilar son las zonas sombrías, pues te puedes encontrar el terreno un poco enfangado si ha llovido recientemente, o rocas que resbalen.

Llegada al molino

Finalmente, a lo lejos divisamos una construcción, en medio del arroyo, aprovechando un pequeño salto de agua, que parece que cuelgue del cielo.

Ésta, no es nada espectacular, una planta rectangular con dos ventanas a ambos lados y un techo de tejas.

Pero al llegar te das cuenta de que ha merecido la pena ir hasta allí.

Se puede entrar dentro. El costado que da al camino por el que vienes, está abierto.

Los elementos que se utilizaban cuando estaba en funcionamiento, están allí, rehabilitados, para que te hagas una idea de cómo funcionaba y qué se utilizaba.

Te puedes asomar por una de las ventanas para ver como el agua cae con fuerza y entiendes cuál era el motor del molino.

Molino
Molino

Un buen rato estuvimos por allí, contemplando la zona, los alrededores, el agua fluir por el arroyo.

De camino de vuelta, el día empezó a caer, no lo suficiente para que se hiciese de noche, eso hubiese complicado la vuelta y nos hubiésemos tenido que encomendar al Basajaun.

Si habéis leído la trilogía de Baztan, de Dolores Redondo o habéis visto las películas, supongo que ya os habréis hecho una idea de cómo es la zona.

Esperamos que esta entrada os haya acabado de convencer de que no podéis esperar mucho más para conocer la zona y disfrutar de todas las cosas que ofrece.

Personalmente este es uno de los sitios que hemos guardado en nuestra maleta, no solo por la inmensa belleza que ofrecen sus paisajes, sino por la amabilidad y hospitalidad de sus gentes y el espíritu que rezuma.

Sin duda, es un sitio del que nunca te vas.