HONDARRIBIA
Hondarribia es una ciudad y municipio en el extremo noreste de la provincia de Guipúzcoa, a unos 20 km al este de la capital, San Sebastián, en la desembocadura del río Bidasoa, que hace de frontera natural con Hendaya (Francia).
Introducción
Es una localidad de carácter turístico y residencial.
En ella se encuentra el aeropuerto de San Sebastián, que en nuestro caso hemos tenido que visitar en numerosas ocasiones, de ahí que Hondarribia sea una población especial para nosotros, además de que nos gusta mucho porque encierra muchas joyas.
Tenemos muchos sitios a los que nos gusta ir, pero quizá, nuestro favorito sea Hondarribia.
Población costera, con un origen pescador, del que siguen haciendo gala, que en estos últimos años ha ido orientándose hacia el turismo.
Fronteriza con Francia, de la que solo le separa el río Bidasoa, desde su playa puedes ver la vecina Hendaya, ya al otro lado de la frontera.
Vecina de Irún, ambas han compartido la frontera con el país galo durante décadas, cuando cruzar esa línea suponía mucho más de lo que es ahora, pese a que siguen cruzando muchos franceses en busca de tabaco y gasolina más barata.
Un poco de historia
Los rastros más antigus se remontan al periodo Eneolítico-Bronce. En el monte Jaizkibel se encuentran unos dólmenes.
En 1203 se funda como villa por parte del rey castellano Alfonso XIII.
Ha sido un emplazamiento estratégico frente a la costa de Francia.
La localidad fue amurallada y sufrió numerosos asedios.
Un acontecimiento histórico que ocurrió en Hondarribia fue el encuentro hispano-francés de 1660, en el que el rey Felipe IV de España entregó a su hija María Teresa de Austria como esposa de Luis XIV de Francia.
Como lugar neutral para el acto se eligió la llamada isla de los Faisanes, en medio del río Bidasoa.
El pintor Velázquez, que por aquellos entonces tenía 60 años, supervisó la preparación del recinto, regresó agotado a Madrid y falleció poco después.
Hondarribia sigue teniendo un puerto pesquero activo, el de maypr importancia de Gipuzkoa junto al de Getaria, pese a que el sector está sumido en una fuerte crisis.
Nuestra experiencia
Cuando llegas en avión, para nosotros uno de los aterrizajes con las vistas más bonitas que hemos realizado, puedes ver alguno de los «Chateaux» que hay diseminados por los campos franceses, mientras se dirige hacia el mar, donde gira para coger pista. En ese momento recorre el perfil costero, viendo algunos acantilados en los que la fuerza del mar golpea sin clemencia, puesto que por la orografía, el viento es uno de los protagonistas principales de la zona. Por la ventanilla se ven los cientos de barcos, de recreo o pescadores que yacen amarrados en el puerto.
La pista parece metida en medio del mar, pero no es más que el aprovechamiento de un terreno que va a parar a éste. Rodeada de pequeñas montañas, queda a pocos metros de la población, y a poco más de dos kilómetros del centro de la misma. No es un aeropuerto grande, pero estratégico, dado que Donosti está a unos 20 km de allí y como ya hemos dicho, Francia queda al otro lado del río.


A la terminal se llega, ni a través de un finger ni de una jardinera, sino andando. Un edificio sencillo, con un bar y los tres mostradores de las distintas compañías aéreas. Tras la puerta que da a la calle, un parking pequeño, al aire libre, una parada de taxis y una de autobuses que unen con la población y con la capital Gipuzkoana
Nosotros teníamos el coche aparcado en el parking, y en menos de cinco minutos ya habíamos salido a la Nacional 638, dirección a Hondarribia centro. Eran poco más de las 8 de la mañana, el día estaba arrancando y por eso decidimos parar en el paseo marítimo para disfruta del despertar del sol tras las montaña, como si viniese de Francia, dejando una estampa espectacular.
Por la villa
Desayuno en un bar cercano al barrio marinero para coger un poco de fuerza y ya desde ese momento, todo el recorrido a pie, que es como se debe recorrer una población, y más una como esta, en la que fuera de la zona del paseo marítimo, es casi imposible aparcar
Hondarribia es una población dividida en varias zonas, determinadas por sus barrios, la zona del paseo marítimo y puerto, la zona marinera y el casco antiguo, que está en la parte alta. Nosotros decidimos empezar al revés, de arriba a abajo. Un ascensor ayuda a salvar el desnivel, sobre todo pensando en la gente más mayor que acostumbra a vivir en esas zonas, pero nosotros decidimos hacerlo a pie.