GERNIKA

El 26 de Abril de 1937 cambió la vida y la historia de Gernika. La ciudad fue bombardeada por la Legión Cóndor, unidad aérea de la Luftwaffe al servicio de la causa franquista

Inspirado en estos hechos, Pablo Picasso pintó su obra Guernica, presentada en la Exposición Internacional de París de 1937.

En la Segunda Guerra Mundial, los voluntarios vascos que participaron en la Brigada Carnot de las Fuerzas Francesas del Interior, tomaron el nombre de Batallón Guernica.

124 civiles fueron las víctimas del ataque alemán a una población indefensa y sin instalaciones militares, aunque con fábricas de armas y siendo un nudo de comunicaciones.

Pero Gernika ya era un lugar relevante antes de ese desgraciado hecho, pues alberga la Casa de Juntas y el árbol de Gernika.

El árbol y la Casa de Juntas de Gernika

En un pequeño promontorio de la villa se encuentra la Casa de Juntas de Gernika con el simbólico Árbol de Guernica.

El árbol

Una costumbre fuertemente enraizada entre los vascos era la de congregarse bajo un árbol, generalmente un roble, para decidir sobre los intereses de la comunidad, tradición bastante generalizada en la Europa medieval. Por lo que respecta a Bizkaia, cada territorialidad administrativa, denominada «merindad», tenía su propio árbol.

Con el correr de los siglos se singularizó el Árbol de Gernika, que se encontraba en la anteiglesia de Lumo, donde existía un paraje denominado Gernikazarra, con un robledal y una ermita. A la sombra de este árbol se redactaron las leyes vizcaínas hasta 1876, bajo los auspicios de todos los pueblos, que enviaban dos representantes, junteros, a las sesiones (Juntas Generales de Vizcaya).

Esta incipiente forma de democracia y respeto a la libertad fue glosada por el filósofo Rousseau, el poeta William Wordsworth, el dramaturgo Tirso de Molina y el bardo Iparraguirre con su Gernikako arbola.

Después de que el señor de Vizcaya fuese rey de Castilla, antes de ser proclamados reyes castellanos tenían que acudir a Guernica para prestar «so el Árbol» el juramento de respetar los Fueros vizcaínos y de esta manera eran proclamados Señores de Vizcaya.

Francisco de Mendieta recogió el juramento de los Fueros por el rey Fernando el Católico el 30 de julio de 1476 en un cuadro denominado popularmente El besamanos.

El aspirante a rey Carlos de Borbón, durante las guerras carlistas, acudió a Guernica el 3 de julio de 1875 para jurar los Fueros.

A lo largo del siglo XIX, las concentraciones en torno a la Casa de Juntas fueron muy frecuentes, tanto por las convocatorias a Juntas como por la celebración de actos políticos.

La Casa de Juntas de Bizkaia

En la actualidad la Casa de Juntas es la sede de las Juntas Generales de Bizkaia y bajo el Árbol juran su cargo los Lehendakaris del Gobierno Vasco.

Aguirre pronunció las siguientes palabras:

«Jaungoikuaren aurrean apalik, (Ante Dios, humildemente,)

euzko-lur ganian zutuniken (pie sobre la tierra vasca)

asabearen gomutazen (recuerdo de los antepasados)

Gernika’ko zuaizpian (bajo el árbol de Guernica)

nere aginduba ondo betetzia zin dagit. (juro desempeñar fielmente mi cargo.)»

Antes del árbol hijo hubieron:

Árbol Padre (Siglo XIV-1742) Es el árbol más antiguo docuemntado y bajo él juraron Fernando II en 1476 e Isabel I “La católica” en 1483.

Árbol Viejo (1742-1892) La regente María Cristina juró los fueros en representación de la reina Isabel II en 1839. Fue la última vez que este rito se hizo.

 

Nuestra experiencia

Árbol viejo
Pleno de Casa de Juntas
Casa de Juntas y árbol nuevo

Nosotros tuvimos la suerte de visitar Gernika.

De camino a nuestra estancia en Cantabria, nos cogía de paso y no dudamos en parar para visitar sobretodo la Casa de Juntas Generales y el Árbol.

Llegamos con el coche hasta una calle contigua al parque en el que están instalados estos dos monumentos, no sin habernos perdido un poco antes.

Luego caminamos cinco minutos.

Estaba lloviendo de forma muy débil, hasta llegar a la Casa de Juntas Generales.

Casa de Juntas Generales

Estaba abierta al público y coincidimos con un instituto que estaba de visita.

Pudimos visitar la sala de plenos, en la que la decoración nos dejó sorprendidos.

Estar en un lugar en el que sabes que se toman decisiones importantes y que se ha venido haciendo durante siglos te hace sentir que estás en un lugar de suma importancia.

Todas las estancias de la Casa de Juntas estaban disponibles para ser visitadas.

Nos llamó la atención una de las vidrieras que había en el techo, en la que está representado el árbol.

También nos llamó la atención la biblioteca y alguno de los cuadros que decoraban las estancias.

Fue una visita muy bonita, llena de historia y cultura, cosa que nos hace crecer como personas.

Justo saliendo nos topamos de frente con el árbol.

Árbol de Gernika

Este es uno de los sucesores del árbol hijo, bajo el que juró su cargo el primer presidente del autogobierno Vasco durante la Segunda República Española, el lehendakari José Antonio Aguirre, tradición que se ha mantenido posteriormente y todos los lehendakaris han jurado su cargo bajo el árbol.

Nosotros nos hicimos alguna foto en su entorno, puesto que está protegido y no se puede llegar a tocarlo ni estar debajo.

De allí nos fuimos al centro de la ciudad, íbamos a almorzar alguna cosa. Fuimos a un bar cerca de Pasealeku, en la que en el centro se encuentra la escultura en homenaje a los Gudaris que sacamos en nuestra cuenta de Instagram y explicamos un poco sobre ella.

Vidriera dentro casa Juntas
Sala en la Casa de Juntas
Biblioteca Casa de Juntas
Escultura a los Gudaris
El Bardo Vasco
Por la ciudad

Después de almorzar dimos un pequeño paseo por las cercanías, llovía un poco más fuerte y bajo un paraguas tratamos de conocer un poco más sus calles, y nos encontramos con la estatua a José María Iparraguirre, el “bardo vasco”.

De esta estatua también hablamos en nuestra cuenta de Instagram.

Recorrimos algunas calles más, pero teníamos el tiempo justo y tuvimos que marchar, no sin antes prometer que volveríamos a conocer con más tiempo y detalle esta ciudad que nos había causado una muy grata sensación y nos había llenado tanto, por su historia, por su arte y por sus gentes.

Gernika nos gusta, Gernika nos la llevamos en nuestra maleta.