La localidad de Sitges tiene muchos atractivos; en nuestra ruta podéis leerlos. Pero nosotros nos vamos a centrar en uno de su bares, y o uno cualquiera, concretamente en el Donostiarra.
Ubicado en la Calle Mayor, cerca del paseo marítimo, encontramos un pedazo de Donosti en tierras catalanas. La Calle Mayor, contrariamente a su nombre, se trata de una estrecha calle, que serpentea entre subidas y bajadas de no gran pendiente. Locales de hostelería y algunas tiendas de ropa o recuerdos se ubican en ella. Ideada para ser recorrida, pues es peatonal.
Además de una bandera de la Real Sociedad, un rótulo que reza «Basko Miendo» y un cartel que anuncia que tienen «el peor vermut del mundo», son los reclamos de este local.
¡Con nosotros funcionó! Atrajo nuestra atención y era imposible que no quisiéramos entrar (más allá de que un miembro de este equipo es de Euskadi de nacimiento y Navarra de adopción).
Pasamos al interior y nos sentamos en una mesa alta con taburetes, en paralelo a la barra, y con un espacioso comedor al otro lado.
Una amplia variedad de pintxos ocupa gran parte de la barra, como en cualquier bar que se precie de Euskal Herria. Pero lo que nos llamó muchísimo la atención fueron todos los recuerdos y menciones de Donosti, Gipuzkoa y a la Real Sociedad.
Fotos del desaparecido Atotxa, txapelas, fotos de traineras…es imposible no saber de dónde son.
La verdad es que nos apetecía probar algo de lo que ofrecen, pero nosotros veníamos de comer y ellos estaban en el momento de impás entre un servicio y otro, por lo que aun no sea servían pintxos calientes. Así que solo nos dio para tomar algo. ¿Y qué íbamos a beber? Pues el famoso «Peor vermut del mundo«
Servido en copa, con un palillo de los grandes, con dos aceitunas y una buena rodaja de naranja. Así, de entrada, ya tenía buena pinta, pero faltaba probarlo. ¡Buenísimo!
Disfrutamos de nuestro vermut y del local, del ambiente y del lugar. Lástima que no probamos los pintxos, pero como siempre nos pasa en estos locales, en los que nos ganan el corazón desde el primer momento, volveremos! Y volveremos porque ya nunca nos hemos ido, o más bien ellos no se han ido de nosotros: nos los llevamos en nuestra maleta.