CASCO ANTIGUO

El casco antiguo de Hondarribia es una auténtica maravilla monumental, no en vano ha sido declarado Monumento Histórico-Artístico.

Conjuntamente con el barrio de La Marina, son los grandes atractivos de Hondarribia.

Sobre el barrio

La Puerta de Santa María, la única que queda en pie de las tres que existieron antiguamente, da entrada al casco antiguo a través de calles empedradas en subidas y bajadas.

Cerca se encuentra la plaza Gipuzkoa, desde la que salen varios caminos hasta la plaza de armas, en la que se encuentra el parador de Hondarribia.

La calle del Obispo es la que más historia tiene de Hondarribia, y termina en una plaza con el mismo nombre.

En el lateral del casco antigup encontramos la torre de Palencia.

Otros atractivos del casco antiguo son la calle San Nicolás y la casa Zuloaga.



Plaza de Armas
Calle Mayor
Plaza Gipuzkoa

Castillo de Carlos V

Esta fortificación, reconvertida en parador, es la gran joya del casco antiguo y de Hondarribia en general.

Se conoce su existencia ya en el año 1200. Tenía planta cuadrangular con cubos circulares en los ángulos, de los que hoy en día quedan restos que se pueden ver.

Carlos V lo amplió notablemente, dotándole de una gran plataforma artillera rectangular a la que debemos la fachada actual del edificio.

La mayor parte de su historia fue cuartel y residencia del gobernador de la plaza militar.

En 1660 fue residencia de la familia real española por la boda de la infanta con el rey francés Luis XV que se celebró en la isla de los faisanes.

 En el año 1794 fue en el que duramente dañado por las tropas francesas.

A principios del siglo XX se encontraba en ruinas hasta que fue transformado en Parador Naciona

 

 

Castillo de Carlos V

Nuestra experiencia

Nosotros nos paramos a tomar algo en uno de los bares que hay en la plaza, que pese a que todavía era temprano, empezaba a tener ambiente, y nos hacía pensar que por las noches tiene que ser un centro neurálgico de reunión, puesto que el enclave es ideal para disfrutar de una copa.

Saliendo del bar, cruzamos la plaza perpendicularmente, dirección a la parroquia de Nuestra señora de la Asunción y del Manzano, haciendo esquina con la calle Mayor, parte de la localización de la serie «La línea invisible».

Una de las cosas que nos llamó muchísimo la atención, fue una cabina de teléfono. Quizá aún estuviese allí por aquello de que estábamos en una zona de «otros tiempos».

Seguimos recto por la calle delante de la parroquia, rodeando el parador hasta su parte posterior, llevándonos justo al ascensor que sube desde la zona baja.

Esta vez sí decidimos cogerlo de bajada, ya no tanto por estar cansados sino para disfrutar de las vistas que te ofrece, puesto que es uno de esos con paredes de cristal y te permite ver tu entorno.