BARRIO DE LA MARINA
El Puerto
Una vez en la parte baja de Hondarribia, en el barrio de la Marina, decidimos ir por la zona del paseo, paralelo al río, que te lleva hasta el puerto primero y hasta su playa después, en la desembocadura del Bidasoa.
En esta zona puedes encontrar, en su mayoría, embarcaciones pesqueras, una de ellas, de cierto tamaño, ubicada junto al Parking Benta y frente al Auditorio, nos recuerda lo que siempre ha sido y siempre será, un pueblo de pescadores.
Cuando caminas por el paseo marítimo se pueden ver algunas casas al otro lado, algunas de ellas segundas viviendas. Esta zona siempre ha sido el destino vacacional de muchas personas de la zona centro del país, no hay que olvidar la proximidad con Donosti y los visitantes nobles que siempre ha tenido la ciudad de la Concha.
La Playa
La playa de Hondarribia es como las de esa zona de Gipuzkoa. Muy larga, de arena gorda, aprovechando la amplitud que deja la marea cuando se retira.
El fuerte viento siempre acompaña, y la temperatura del agua es más baja de la que nosotros estamos acostumbrados.
Aún así, la playa siempre tiene gente, sea la época que sea. Siempre puedes encontrar a personas practicando surf u otro deporte acuático, o simplemente personas que no perdonan ni un solo día del año para darse un chapuzón. Sin duda, el mar es un elemento más de sus vidas.
El barrio
Paralelo al paseo marítimo, y tras cruzar un arco, encuentras el barrio de la Marina, tradicional barrio de pescadores, con casas típicas de la zona, de balcones de madera (gran parte de ellos pintados de verde), en las que muchas de las ellas encuentras referencias a la Virgen de Guadalupe, patrona de la localidad.
Paseando
Recorrimos el barrio de la Marina, descubriendo rincones y casas, sin dejarnos ningún detalle, para acabar sentados en uno de los bancos que, a lo largo de la calle principal, te ofrecen la opción de sentarte a degustar un helado o simplemente observar el devenir de la gente.
Nuestra estancia en lHondarribia estaba llegando a su fin, por lo que no solo degustamos el helado, sino nuestros últimos minutos allí, respirando ese olor a sal mezclado con pescado tan típico de los barrios marineros.
Mezcolanza de sentidos y sensaciones, Hondarribia, con su barrio de la Marina al frente, se había metido en nuestros corazones y la maleta se volvía llena de experiencias vividas en una jornada irrepetible. Aún así, Hondarribia quedaba apuntada con letras de fuego, como lugar al que siempre vamos a volver.