LO QUE ME CABE EN LA MALETA

BARDENAS REALES

La diversidad paisajística de Navarra es poco conocida. La que tenemos más presente es la pirenáica, de bosques de vegetación atlántica, tan bien reflejados en los libros de Dolores Redondo y posteriormente llevados al cine. Pero no toda Navarra es así. El sur, la zona que hace frontera con Aragón, es diametralmente distinta. Parajes llanos, con campos de cultivos, con escasa densidad de población: la zona de la Ribera. Y es aquí donde encontramos uno de los paisajes más sorprendentes, no solo de Navarra, sino de España: las Bardenas Reales, 41845 has de paraje desértico que se extienden también por parte de Aragón. En 1999 fue declarado Parque Natural, y desde 2000 también es Reserva de la Biosfera. Su altitud oscila entre los 280 m y los 659 m.

Felipe V concedió el derecho de explotación a perpetuidad y sin posibilidad de concederse a otras personas, a 22 entidades congonzantes formadas por 19 localidades navarras, dos valles (Salazar y Roncal), así como el Monasterio de la Oliva. Se trata de los pueblos y entes que participan en los derechos y beneficios obtenidos por la gestión de estos terrenos rústicos.

En 2008, el Gobierno de España, cedió a la Comunidad de las Bardenas Reales la nuda propiedad de los terrenos.

Las formas sorprendentes que se encuentran en las Bardenas son debidas a que sus suelos arcillosos, de yesos y areniscas, han sido erosionados por el viento y el agua a lo largo del tiempo. Destacan los barrancos, por los que transcurren los ríos estacionales, durante unos escasos meses al año, las mesetas de estructura tubular y los cerros solitarios, conocidos como cabezos.

Las Bardenas están divididas en tres: el Plano, la Bardena Blanca y la Bardena Negra.

Es la parte de territorio situada más al norte. Se trata de una meseta elevada unos 100 m sobre los territorios colindantes y está en su mayor parte ocupado por cultivos de cereal. En esta zona se ubica el embalse de «El Ferial».

La blanca es la zona central, la más desértica, con extensas zonas llanas, con profundos barrancos, fondo de valle y en los que se encuentran los cabezos. Su nombre viene dado por la presencia de sales blanquecinas que se extienden por la superficie debido a la abundancia de yesos y arcillas. A su vez, ésta está dividida en dos, la Bardena Baja y la Bardena Alta, debido a su altitud.

La negra se sitúa en el límite con Aragón, formada por mesetas de diferente altitud, cortada por cursos de agua estacional que corren por los barrancos. Aquí, la mayor parte del terreno está cubierta por vegetación, principalmente por pinares de Pino Carrasco y monte bajo de matorral, dando una tonalidad oscura, de aquí su nombre.

Nosotros llegamos a las Bardenas por la carretera de Arguedas. A pocos minutos del Centro de Información y Acogida al visitante, nos encontramos el Mirador de Aguilares o también conocido como Mirador Bardena Blanca. Se llega por una carretera estrecha, con campos de cultivo y alguna que otra granja a ambos costados. En este punto, una zona elevada, se puede divisar una gran extensión de las Bardenas Blancas, en la que sobresalen los cabezos, con el Castildetierra como gran protagonista. Parte de la fauna que podemos observar en las Bardenas son las Aguilas Reales, por lo que entendemos que este mirador debe su nombre a ello. En el mirador hace un tiempo existían unos paneles horizontales con información de lo que se puede observar desde este punto, pero lamentablemente, en la actualidad, solo quedan los soportes.

Diversos caminos de tierra, convertidos en rutas senderistas y ciclistas, llevan a puntos concretos, repartidos por toda la zona. Una estrecha carretera asfaltada, el Camino de las Bardenas Reales, rodea la zona y te lleva hasta el Acuartelamiento Aéreo Bardenas, dónde termina la carretera. Desde este punto cogimos la Carretera Vuelta Polígono de Tiro, un camino de tierra llano y sin partes abruptas, que se puede recorrer perfectamente a pie, en bicicleta o vehículo. Una larga carretera, con una ligera subida y posteriormente bajada, te lleva hasta uno de los iconos de las Bardenas, el Castildetierra.

El Castildetierra es una formación rocosa, resultado de una erosión en la que la roca más dura se asienta sobre las menos duras, como la arcilla. Hace millones de años, ese lugar era mar, y al ir retirándose poco a poco el mar, fueron apareciendo sedimentos blandos salpicados por rocas duras creando estas formas tan peculiares. Castildetierra se encuentra en el inicio de una de las rutas principales de las Bardenas. Hay que tener en cuenta que, por su propia formación, es efímera, pues tarde o temprano acabará erosionándose en su totalidad.

Junto al Castildetierra se puede ver como el terreno ha sido erosionado, y a pocos metros de allí se encuentran un par de casetas y una estátua en recuerdo de los labradores.

A unos metros de allí se encuentra el barranco de las Cortinas, de escasos 20 metros de anchura, en la profundidad hay cierta vegetación, debido al paso del agua estacional. Estos barrancos se extienden en la lejanía.

Nos acercamos a contemplarlo, como la erosión del agua había dejado un claro cauce, como las piedras y la tierra tenían la clara marca de su paso. Vimos como una pareja decidió bajar y caminar por lo que ahora resultaba una senda al carecer de agua. Es muy habitual encontrarse excursionistas, tanto a pie como en bicicleta, pues los senderos son de escasa dificultad.

Viendo este paisaje es facil entender porque se considera esta tierra de leyendas y lugar refugio de bandoleros. El más conocido de todos fue sin duda Sancho de Rota, «Sanchicorrota», el rey de las Bardenas. Nacido en Cascante, antes que bandolero fue Molinero. Vivió en el siglo XV y se decia de él que robaba a los ricos para darselos a los pobres, lo que viene siendo el Robin Hood de aquella época.

Durante bastante tiempo logró burlar a la guardia de Juan II de Aragón por, entre otros métodos, colocar las herraduras tanto de su caballo como de los que componían su banda, del revés, consiguiendo así despistar a la justicia durante bastante tiempo.

Finalmente en 1452, Juan II organizó una batida con 200 hombres para dar caza al bandolero, aniquilando a toda su banda salvo a Sanchicorrota quien, viéndose rodeado, y antes de ser detenido, acabó con su propia vida clavandose un puñal, una escena dramática propia de libros de leyenda.

Si quereis conocer más sobre este personaje, el director Jorge Tur Multó rodó en 2013 la película «Dime quién era Sanchicorrota», en la que cuenta las peripecias del famoso bandolero. También. en el año 2007, el escritor Kepa Arburua publicó su libro “Salchicorrota, bandolero de las Bardenas», una novela que se basa íntegramente en la vida de este famoso bandido.

En lo que se conoce como el Vedado de Eguaras, se encuentra el Castillo de Peñaflor, o de Doña Blanca de Navarra, donde cuenta la leyenda, encerraron a dicha dama en su torre del homenaje a pan y agua por no querer desposarse con el Principe de Aragón. Se dice que un pastor de Valtierra, sintiendo lastima de Doña Blanca, le llevaba en secreto leche y queso. En agradecimiento, cuando salio de prisión, la dama donó las tierras que rodeaban el castillo al pastor, por lo que hoy día el municipio de Valtierra, queda fuera del resto de las Bardenas.

Esta no ha sido solo tierra de leyendas, como ya hemos visto, sino también de misterios. Como el acaecido el 2 de Enero de 1975, cuando el misterio se apoderó de estas tierras en forma de OVNIS, Objetos Volantes No Identificados, convirtiendose este caso en uno de los más destacados de la historia de la ufoligía española.

Aquella noche fría varios testigos aseguraron ver luces desconocidas surcando los cielos y los terrenos próximos a una de las torres de vigilancia que hay en la zona. Fue tal el desconcierto y el miedo que generó este suceso, que varios militares fueron presas del pánico al no poder dar una explicación convincente y racional a lo que estaba frente a sus ojos.

La explicación del ejercito español a este suceso no fue otra que los fenómenos que estos testigos habían visto fueron provocados por “el reflejo de la luna al atravesar la capa de nubes”, respuesta cuanto menos absurda, no sin antes imponer una mordaza y la ley del silencio a todos los avistadores de este suceso.

Todo esto hace de esta tierra un lugar imprescindible que visitar, donde empaparse de leyenda, historia, misterio… y llevarse la maleta llena de nuevas experiencias, paisajes imposibles, aquí os ofrecemos nuestras rutas.

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