Bares hay muchos y de muy diferentes estilos, pero ninguno como el Bar Leo.
¿Y por qué me atrevo a decir eso? Pues porque es verdad: como el Bar Leo no debe haber dos en el mundo.
Situado en el Carrer Sant Carles 34, es un claro ejemplo de lo que es el barrio de la Barceloneta.
CÓMO NACE BAR LEO
Leocadia Montes es una mujer granadina, de las de antes, de las que la vida y las circunstancias han hecho dura.
Regenta el bar desde principios de los 60, época en la que la Barceloneta no era el barrio cool que es ahora, pero en cambio se podían dejar caer cantaores y bailaores flamencos de primer orden.
Y uno de estos cantaores que se dejaba ver por allí a tomar una barrecha y pescaíto frito era Bambino, que con el tiempo se hizo amigo de la familia.
De ahí que el Bar Leo se terminase convirtiendo en una peña sobre el cantaor, y hoy en día es casi imposible encontrar un rincón del bar en el que no haya una referencia hacia él (también la hay a otros como Camarón).
BAR LEO HOY EN DÍA
Con los años, aquella peña flamenca, como el barrio de la Barceloneta, se llenaron de nuevos habitantes e incluso el turismo empezó a dejarse ver por sus estrechas y siempre festivas calles.
Y el Bar de Leo, de ser el bar de tomar el vermú o la cervecita fresca con algo de pescado, que le hacían llegar alguno de sus cuatro hijos, pasó a ser un bar de tardeo o de vermuteo, siempre con una playlist de rumba, en la que alguna canción del ídolo Bambino se tiene que dejar escuchar.
Parece mentira ver el bar lleno hasta la puerta, en el que se escucha inglés, italiano o alemán, y los clientes dándolo todo, aunque no entiendan nada de la música que suena.
LA BARCELONETA
La Barceloneta es un barrio costero de Barcelona, que pese a que su desarrollo se produjo en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando los pescadores se establecieron por la cercanía al mar, su origen se remonta a finales del siglo XV.
Frente a la costa había un islote de arena, a escasos 100 metros. La construcción del primer muelle del puerto de Barcelona, en 1477, hizo que el islote quedase integrado dentro de la ciudad. El barrio de la Barceloneta nació entorno a este terreno.
Hoy en día, en los terrenos que formaron la isla, está ubicada la famosa Estació de França.
La Barceloneta, como el resto de la ciudad, vio como los JJOO trasformaron parte de su fachada, y el barrio, pese a conservar toda su esencia, con sus calles estrechas y edificios ennegrecidos por la sal marina, cambió de aspecto.
Sus playas empezaron a llenarse y sus calles también.
Hoy en día es un lugar imprescindible para ir a vermutear en alguno de sus bares e innumerables terrazas, comerse una paella o algo de pescado.
La alegría y diversidad definen a este barrio.
NUESTRA EXPERIENCIA
Andábamos por la Barceloneta, habíamos planeado un sábado de vermuteo por los bares de la zona, viviendo el ambiente que solo en la Barceloneta se respira.
Estábamos en el Carrer Sant Carles porque buscábamos una extraña señal que hay en la fachada de un edificio, y como por arte de magia apareció el Bar Leo.
Y fue como una revelación.
Había gente en la puerta porque dentro ya no se cabía. La música se escuchaba perfectamente desde la calle. El bar por fuera parecía lo que realmente es, un lugar viejo y austero. Ese combo nos hizo, sin dudar, cruzar la calle para entrar a conocer lo que ya nos parecía una maravilla.
Y así fue, pese a que nos costó un poco llegar a la barra a pedir. Nos hicimos un hueco como pudimos en un rincón y nos dejamos llevar en volandas por el ambiente.
Fue una tarde increíble, hacía mucho tiempo que no lo pasábamos tan bien, y con tan poco.
Pero quisimos comprobar como era el bar en realidad, sin gente, o al menos sin tanta gente, así que decidimos ir al día siguiente pero más temprano.
El domingo por la mañana había alguna mesa ocupada, pero ni rastro de los guiris que la tarde anterior lo estaba dando todo.
Nos pusimos en una mesa del fondo del bar, junto a la ventana, y pedimos unos vermuts y algo para picar.
Fue un vermú agradable, en un bar de toda la vida de la Barceloneta, en el que entraron algunos de los parroquianos de toda la vida, con los que Leo se notaba que tenía buena relación.
Miramos todas las paredes en las que se guardan decenas de detalles y recuerdos de los 40 años del bar, y diría del barrio.
Bar Leo es de esos sitios que buscamos, de esos sitios por lo que nació este proyecto.